OJALÁ. Parte IV

“Y ojalá nunca te abracen por última vez, 

Hay tantos con quien estar, pero no con quien ser” 

   Los abrazos conectan los corazones, la energía de dos seres alimentándose mutuamente. Siempre deberíamos regalar abrazos, si no tenemos a nadie al lado, a nosotros mismos, al fin y al cabo somos la persona más importante de nuestra vida. 

   Con el tiempo he descubierto que no importa el número de personas con las que ser afín o compartir, si no la calidad. No me valen las conversaciones superficiales, ni las iracundas, ni las absurdas, aunque por otro lado he aprendido a disfrutar con mayor intensidad de cada momento que vivo, disfrutar de las risas, de los momentos divertidos, de los profundos, tanto como sentir los amargos, sabiendo que eso es lo que “toca” y estando atenta para descubrir el aprendizaje y seguir creciendo. Es revelador darse cuenta de cómo se disfruta una compañía y conversación, actividad, etc y cómo otras me dejan apática, vacía, con la sensación de que he perdido el tiempo. Aunque por otro lado, el saber que todo sucede como tiene que ser me ayuda a seguir avanzando y evolucionando (siempre con los ojos bien abiertos para “pillar” la enseñanza de cada momento); me ayuda a crecer, a valorar mis tiempos y momentos de calidad y, de esa manera, vivir más momentos que me nutran. Se comienza a dejar de lado hacer lo que no te apetece, se es más sincero, consecuente y fiel a ti mism@.

...en el camino.

Gracias, gracias, gracias.

  

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