OJALÁ. Parte VI

 

Confianza nunca volvió con el tiempo 

Y el fruto de mi vida no se basa en lo que tengo 

Y si todos los instantes pudiesen pasar más lento 

Si acaso dudarías, esta vez, en el intento” 

Y si entendiésemos que si somos perfectos 

A pesar de borrones que quieran manchar el lienzo 

Todo es una suma, aunque eso no lo piense el resto 

Una cosa es lo que soy y otra, tan solo lo que muestro” 


La confianza no vuelve con el tiempo, si no con el trabajo interior. Una vez más la clave está en nuestro interior, todas las respuestas están ahí y las vemos cuando nos quitamos la venda. Por supuesto identificarse con lo que tenemos tiene el peligro que si perdemos lo que tenemos, perdemos nuestra identidad. Esta sociedad nos empuja a pensar que cuanto más tenemos somos más valiosos y mejores, nada más lejos de la realidad. Además desde pequeños nos hacen creer que no somos completos, ni perfectos, no somos merecedores de lo bueno simplemente porque si. Nos boicoteamos diciéndonos que no somos capaces, que tal o cual cosa no es para nosotros, que nuestros sueños y deseos son inalcanzables, meras quimeras. Lo expresamos con “cuando tenga pareja seré feliz”, “cuando cambie de trabajo” “cuando adelgace”. Así proyectamos nuestros deseos en el futuro. ¿Y qué pasa cuando ese futuro llega? Pues que se ha convertido en presente. Ese presente que nos olvidamos de vivir, ese momento que postergamos constantemente.

 En la canción se podría interpretar que no nos mostramos a los demás tal cual somos, algo muy real. Uno de los motivos es sin duda el miedo a la crítica, al juicio; otro las creencias de que tenemos que ser de una determinada forma, si no la sociedad nos discrimina (como decía W. Dyer esto último pasa mucho en la adolescencia, ya que si no eres como el resto pasas al grupo de los raros, y en esa etapa de la vida es muy importante ser aceptado en la “tribu”). Las máscaras que mostramos al mundo a veces ni siquiera sabemos que las tenemos. Nos introducimos tanto en el papel que “nos ha tocado” que ya no distinguimos quienes somos. 

...en el camino.

Gracias, gracias, gracias.

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