TRISTEZA
Una de esas emociones que no nos gustan, ni queremos sentir,
pero a la vez una emoción tan necesaria cuando vivimos momentos de pérdida en
nuestra vida. Pueden ser pérdidas materiales, de seres queridos, de personas
que sólo se cruzan en nuestro camino durante un tiempo. Las pérdidas cada uno
las vive a su manera, supongo que como el resto de circunstancias que nos encontramos en la vida. Lo que si es
cierto es que si no la sentimos, no conseguimos sanar esa herida. Puede ser un
dolor desgarrador, un dolor latente, un dolor liviano, un dolor incomprensible.
Te puede sorprender por su magnitud o todo lo contrario. Ese dolor que sabes
que vas a sentir, pero que no imaginas hasta qué punto te va a afectar cuando
sucede. En cualquier caso hay que sentirlo, llorar, enfadarse para aceptarlo
finalmente y poder soltarlo y superarlo.
Sorprendida por el enorme vacío que siento. ¿Cómo un ser tan
chiquito puede dejar un vacío tan grande? Me viene una avalancha de emociones:
ternura, dulzura, agradecimiento, tristeza hacia la que ya es un recuerdo. Un
recuerdo maravilloso por todo lo que compartí con uno de mis amores peludos. Sé
que esto también pasará, pero esta vez quiero sacarlo fuera, vivirlo sin
esconderlo, sentirlo para después recordarla con una sonrisa en la cara. Su
mirada, sus mimos, sus alegrías, sus juegos, sus paseos…nuestros momentos…me
quedo con eso.
…en el camino.
Gracias, gracias, gracias.
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